Una danza de los adentros. Materialicé cómo se siente mi interior en tres personajes para intentar escuchar lo que mi subconsciente quiere decirme.
Cada figura encarna un estado: la pesadez que me ancla, la euforia que me desborda y la voz que observa en silencio. Juntas, habitan un cuerpo en transformación, revelando la intensidad de vivir dentro de una mente que nunca está quieta.